La verdad es que
- Jesús Frontado
- 9 jul 2020
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 29 jul 2020
Esta labor no es como suele plantearse, como suele exigirse en los salones, como dicta un petulante sentado al fondo, supuesto más alto en fundamento, despiadado el mismo de palabra y corazón.
Uno no escoge un tema y escribe al respecto; eso a nadie le interesa.
El escriba se debe al momento, a esa nada inspiradora, a cualquier cosa sacramentada que le arrebate un suspiro y le haga retumbar el pecho.
Nadie ha podido -ni siquiera yo mismo- escribir cualquier cosa, parcial o no, sin plasmar sus razones en ella. Como si se pudiera elegir el destino, cuestión vacíamente llena a la que pertenecemos.

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