Canto de un chipe
- Jesús Frontado
- 16 may 2021
- 1 Min. de lectura
Un ave amarilla acercó
si fino cuerpito a mi alma,
recitó un canto lluvioso
cargado de vida y pasión:
"te toca pelear en tu nombre
sin saber siquiera cuál es;
olvidarás qué es el hombre,
la normalidad y la fe..."
y dio un aleteo sombrío,
recargó su buche de brío.

Afuera llovía entre nubes
que casi besaban el suelo
y el ángel que vino a cantarme
había nacido hace poco;
"al final del día y del cerro
notarás que hay dolor,
de ese que astilla los huesos
deja el rostro sin color
y no podrás recordar
lo que sí es tuyo per siempre:
como te suelen llamar
tu primer y segundo nombre",
cantó en un tono menor,
más pacífico que amenazador.
La lluvia mojó su garganta
y las hojas de mi poemario;
se la aclaró de estampa
y se me secó el procurado
cuaderno de líneas exactas,
la simetría ante todo.
"Los humanos piden amor
y a su vez lo desplazan",
entonó aquél centurión
de lucha sin arco ni espada,
"y a ese que es la excepción
le toca inclinar la balanza
hacia un mundo feliz
por muy fugaz que fuera.
¡Pelea para vencer!
No para lamentar
y tendrás lo tuyo de vuelta,
lo vas a recordar",
cerró con un tono frío,
de índole tenor,
y partió a volar en las nubes
entre el azul ventarrón.

Me pregunto si aquel ángel
recordará su cuestión,
si habrá lamentado, vencido,
perdido sin dilación.
Al final del día y del cerro
resonará su canción
así como este poema
devuélveme la razón
de ganar.
Comments